A casi un mes del anuncio y la
puesta en marcha del Plan de congelamiento “Mirar para Cuidar”, el acuerdo de
precios gubernamental presenta importantes restricciones. En los hechos ni en los resultados que tendrá sobre el proceso inflacionario, no pasa del relato político en un año electoral, por parte de un gobierno que no tiene la vocación de avanzar en reformas que recuperen el crecimiento y la progresividad social; y que al contrario, se encuentra mucho más cómodo en la alianza con los intereses de los grupos concentrados, que son los grandes ganadores de la década.
En principio, los 500 artículos
que integran el acuerdo representan en realidad unos 160 productos. De ellos
sólo 38 componen la Canasta Básica Alimentaria, encontrándose en cambio 452
artículos y productos diversos, en distintas marcas y presentaciones, tales
como ceras para depilación o bebidas alcohólicas, que no conforman incluso la
Canasta Total, y son productos de consumo específicos.
Otro ejemplo palpable de las
restricciones y arbitrariedades es la ausencia del Pan, un producto tan básico de
consumo de la población, y que sin embargo no forma parte del listado acordado.
Lo mismo ocurre con algunos cortes de carne, y algunas frutas y verduras.
Otro problema específico se
desprende a simple vista en las góndolas, y es que, de los productos de la
Canasta Básica ofrecidos en el acuerdo, se verifican en muchos casos faltantes
de las marcas y presentaciones incluidas, es el caso del kg de Azúcar (Dominó).
Lo mismo ocurre con la Leche en sache (La Serenísima Tipo B); donde la
presentación del artículo incluido en el congelamiento es similar a otros que no
están incluidos, induciendo mediante propaganda engañosa la compra de artículos
sustitutos a precios con marcadas diferencias. En nuestra provincia se verifican
también problemas con el aceite, cuando no faltante, ofrecido en combos
conjunto a otros productos, debiendo el consumidor pagar $10 o más, y llevar
otro artículo extra, por un producto que en el acuerdo de congelamiento se
ofrece a precio de lista $4,24.
Finalmente como otra de las
restricciones importantes, el congelamiento se planteó exclusivamente en
acuerdo con las grandes cadenas de supermercados, quedando excluidos el
supermercado chico y mediano y el negocio de barrio; es decir, las denominadas
“Bocas de Proximidad”; donde en los hechos la gente, particularmente de
ingresos fijos y de menores recursos, compra una parte significativa de los productos
de la Canasta Básica que consume. Hay que destacar que, dado el volumen de
ventas concentrado por las grandes cadenas, las bocas de proximidad en general
presentan diferencias con las ofertas de las cadenas, y tienen precios algo más
altos imposibilitados de competir lo que compensan con medios alternativos de
comercialización. La boca de proximidad genera el sustento de la familia
comerciante; las grandes cadenas son fuente de ganancias extraordinarias.
En este marco, el aumento
promedio para los cincuenta productos de la Canasta Básica Alimentaria durante
el 1° cuatrimestre del 2013, está, según el IBP, en el orden del 6,6%, como se
ve en la tabla que sigue, y algunos de ellos como la harina de trigo y su
derivado principal, el pan de mesa, se incrementaron por encima del 40%.
Fuente: Índice Barrial de Precios
Es observable la diferencia abismal entre lo que cobran los productores, por bienes que
en algunos casos llegan casi sin agregado de valor al consumo humano, y en
otros son la materia prima principal de mercancías más elaboradas; y los
precios que se pagan en las góndolas y comercios para que lleguen a la mesa
familiar.
La brecha
entre lo que cobran los productores y los precios al consumidor se va ampliando
a medida que avanza y no se detiene el proceso inflacionario; quedando claro
que la fracción sustancial de los constantes aumentos en los precios que
pagamos los consumidores argentinos, se queda en la cadena de intermediación.
Allí hay
varios eslabones que se reparten los recursos, eslabones que en la todos los sectores presentan un alto grado de concentración económica, lo que les da el "poder de mercado" para incidir decisivamente en la formación de precios que llegan al consumidor: desde las empresas que
industrializan los alimentos, pasando por las cadenas de comercialización, las
entidades financieras que financian el consumo, y en última instancia, el
gobierno, que engorda nominalmente la recaudación fiscal mediante una
extracción impositiva regresiva.
La Secretaria de Comercio a cargo de Guillermo Moreno, ha anunciado supuestas sanciones a quienes incumplieran el congelamiento, tales como multas y clausuras, aplicación de las leyes de abastecimiento y de defensa del consumidor, etc.; pero eso no ha ocurrido, sino que por el contrario, se han autorizado incrementos de precios en diversos productos.
La Secretaria de Comercio a cargo de Guillermo Moreno, ha anunciado supuestas sanciones a quienes incumplieran el congelamiento, tales como multas y clausuras, aplicación de las leyes de abastecimiento y de defensa del consumidor, etc.; pero eso no ha ocurrido, sino que por el contrario, se han autorizado incrementos de precios en diversos productos.
El crecimiento
económico y la recuperación del mercado interno de los primeros años del ciclo
kirchnerista, particularmente en lo que hace a los recursos volcados a
recuperar el poder de compra y el consumo popular (y las condiciones de vida de
la población en general); paulatinamente son absorbidos por el proceso
inflacionario, sin que el Estado redistribuya ingresos de forma equitativa y
sin que los mismos se vuelquen en una medida adecuada, nuevamente a la
inversión productiva virtuosa que de sustentabilidad al proceso económico en el
tiempo.
En síntesis,
los recursos producidos en una década de alto crecimiento de la economía, están
siendo apropiados por los mismos sectores económicos concentrados, vía
ganancias extraordinarias. Y esto ocurre en un macro en que no se llevan
adelante reformas estructurales necesarias, mientras se pretende sostener el
consumo, y el sector externo vuelve a presentar restricciones.
Por lo tanto
el congelamiento, en los hechos ni en los resultados que tendrá sobre el
proceso inflacionario, no pasa del relato político en un año electoral, por
parte de un gobierno que no tiene la vocación de avanzar en reformas que recuperen
el crecimiento y la progresividad macro social; y que al contrario, se
encuentra mucho más cómodo en la alianza con los intereses de los grupos
concentrados que han sido los grandes ganadores de la década. Prueba de
ello es que no se atreve a implementar medidas como las realizadas por Dilma en
Brasil, como eliminar el IVA a los 50 productos de las CBA, porque ello
implicaría buscar financiamiento fiscal genuino, afectando rentas
extraordinarias hoy exentas, como la renta financiera.
Coordinador ISEPCi Tucumán
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